Innovar con misión: ciencia al servicio de los grandes desafíos

Sep 8, 2025

En 1969 el hombre llegó a la Luna, apenas nueve años después de iniciado el Programa Apolo. Casi 400.000 personas trabajaron en esa hazaña. Cada proyecto de investigación, cada desarrollo tecnológico, tuvo sus propios objetivos, pero todos compartieron una misma misión: hacer posible lo imposible.

Esa coordinación entre ciencia, innovación y propósito no quedó en el pasado. Uruguay vivió su propia experiencia durante la pandemia: investigadores, tecnólogos y autoridades trabajaron juntos para desarrollar kits de diagnóstico nacionales y una aplicación que permitió monitorear casos en tiempo real. Fue una demostración de lo que ocurre cuando se unen conocimiento y misión.

Investigar con misión significa orientar ciencia y tecnología hacia los grandes desafíos de nuestra sociedad: producir más con menor impacto ambiental, diseñar sistemas productivos sostenibles, mejorar la calidad de vida de las personas. No se trata solo de generar nuevos conocimientos, sino de articularlos en soluciones que transformen la realidad.

Así como el Programa Apolo reunió miles de proyectos bajo un mismo paraguas, investigar por misión implica construir programas integrales de I+D. Estos programas requieren equipos diversos, interdisciplinarios, capaces de combinar perspectivas para alcanzar metas comunes. El desafío es grande, pero también lo es la oportunidad: generar ciencia con impacto tangible en desarrollo, resiliencia y bienestar.

En su reciente visita a Uruguay, el experto en políticas de innovación Caetano Penna destacó precisamente este enfoque: las políticas de innovación por misión. Subrayó el papel crucial de las universidades como anclaje: forman capital humano interdisciplinar, proveen recursos científicos y tecnológicos, ofrecen espacios de experimentación y validación, y mantienen vínculos con redes globales de conocimiento. Son nodos vitales en la construcción de ecosistemas innovadores.

El propio proceso de transición energética en Uruguay es un ejemplo de misión cumplida. Según Caetano, fue posible porque las universidades no se limitaron a investigar. Lideraron. Diseñaron. Actuaron. Sustentaron. Gracias a ello, hoy el país exhibe una de las matrices energéticas más limpias del mundo.

La pregunta que queda abierta es tan estimulante como desafiante: ¿cuál será la próxima misión que la investigación y el desarrollo tecnológico en Uruguay harán realidad? Sea cual sea, la experiencia demuestra que cuando ciencia y misión se encuentran, lo extraordinario se vuelve posible.